El presidente, Alberto Fernández, empezó a dilapidar su fortaleza electoral y la imagen positiva con la que había llegado al Gobierno prácticamente al minuto de haber iniciado su gestión, el 10 de diciembre de 2019. Aunque transitó algunos breves períodos de mesetas, en general su administración semejó desde el inicio una piedra rodante cuesta abajo sobre una pendiente, cuya inclinación iba haciéndose cada vez más pronunciada. Hasta llegar a los rastreros niveles de hoy.
Múltiples causas explican, grosso modo, este derrotero. Sin dudas los factores foráneos, como la pandemia de coronavirus y la guerra entre Rusia y Ucrania afectaron su gestión. Pero los golpes que más lastimaron provinieron de las decisiones desacertadas; en particular, respecto de la política económica.
A raíz de ello, la mayoría de los gobernadores peronistas plantearon un desdoblamiento de las elecciones en su distrito, en relación con las nacionales. No resultaba necesario ahondar mucho en el motivo de la táctica: despegarse lo máximo posible del Gobierno nacional, para evitar un lastre que lo llevaría al fondo.
Y de acuerdo con lo que se está viendo, el plan viene saliendo a la perfección. Hasta el momento se llevaron a cabo ocho comicios provinciales: en Neuquén, en Río Negro, en Jujuy, en La Rioja, en Misiones, en La Pampa, en Salta y en Tierra del Fuego. Salvo Jujuy, gobernada por el presidenciable de Juntos por el Cambio Gerardo Morales (Unión Cívica Radical), los restantes distritos eran administrados por mandatarios del Frente de Todos o de fuerzas aliadas. Y con la única excepción de Neuquén, en todos los casos los oficialismos locales salieron airosos de los comicios; y, en un par de casos, incluso con resultados contundentes. Pero, además, el candidato que ganó en Neuquén lo hizo mediante una fuerza escindida del oficialista Movimiento Popular Neuquino, por lo cual también podría relativizarse su rol de “opositor”.
Fenómeno de antes
“La ‘provincialización’ de la política es un fenómeno que venimos experimentando desde hace tiempo. No es propio de esta elección, aunque puede estar más acentuada. Es producto de Gobiernos nacionales que vienen fracasando sistemáticamente, sobre todo en materia macroeconómica”, señaló el politólogo y consultor Luis Karamaneff.
Según explicó, la inflación es el punto a partir del cual se manifiesta tal fracaso. “Pero al mismo tiempo hay provincias con recursos cada vez mayores, producto de que tienen minerales y cobran regalías; o bien porque reciben cada vez mayores transferencias. Entonces se da un juego institucional, en el cual tenés provincias con recursos cada vez mayores, lo que les permite tener gestiones ordenadas, hacer algo de obra pública y, sobre todo, ampliar las coaliciones que sustentan esos Gobiernos provinciales; algunas tan amplias, como en Río Negro, donde sectores de la Cámpora conviven con radicales”, añadió.
Karamaneff subrayó que, en ese contexto los gobernadores logran instalar agendas propias. “Se discute sobre cuestiones locales; crean identidades locales. Y ese provincialismo es cada vez más potente; se hace apelando a esa disputa con el porteñismo, con lo unitario”, puntualizó.
El politólogo precisó, sin embargo, que la actual “provincialización” está muy vinculada con el fracaso del Gobierno nacional; y lo ponderó negativamente. “No es casual. Y en el conjunto están haciendo hoy de la Argentina un país fragmentado, sin una estrategia nacional que le permita avanzar o tener coaliciones sustentables: provincias cada vez más fuertes y una nación deshilachada”, advirtió.
“La estrategia de desdoblar está dando buenos resultados frente a una gestión nacional que tiene los niveles de aprobación del ex presidente Fernando de la Rúa en 2001. Las gobernaciones escapan a la ola de rechazo a los oficialismos, que no es nacional, sino regional y global”, resaltó el consultor y analista político Juan Courel. Y precisó: “el mundo está en crisis, y esas crisis se las cobran a los presidentes. Le acaba de pasar a (Gabriel) Boric en Chile, que había asumido con amplio consenso; y en Turquía Recep Erdogan ya no tiene ‘la vaca atada’. Las causas de estas crisis son desde geopolíticas hasta culturales, fruto de la fragmentación de los canales de comunicación”.
Courel profundizó su lectura de las elecciones provinciales. “El peronismo está demostrando que tiene sobrevida a nivel federal; y eso es importante, considerando los pobres resultados del actual Gobierno central. Sin embargo, salvo en La Pampa, en todos los casos hablamos de provincias que tampoco se habían perdido en 2021”, mesuró.
También destacó que la principal oposición no está capitalizando el bajón del oficialismo nacional en los distritos. “Las elecciones también están demostrando algo que ya sabíamos: que el mal momento del Frente de Todos no significó un crecimiento de Juntos por el Cambio. Siguen en la misma base que antes. La gente mantiene el mal recuerdo de su Gobierno”, explicó el analista. En este sentido, alertó acerca de subestimar al diputado libertario Javier Milei, sobre la base de los magros guarismos que sus candidatos obtuvieron en las elecciones provinciales. “No creo que (esos) pobres resultados anticipen un mal desempeño de Milei que, según las encuestas, comparte votantes con gobernadores. Es decir, gente que votó a un gobernador peronista este domingo puede votar a Milei para presidente en octubre”, remarcó el analista político.
En esa misma línea, consideró importante que no se extrapolen los resultados de las elecciones provinciales a los comicios nacionales. “Cuando las elecciones están desdobladas, mucha gente vota para gobernador a un partido y para presidente a otro. En 2019, por ejemplo, en varias provincias se impuso el peronismo en el ámbito local, y pocos meses después Juntos por el Cambio ganó la elección presidencial”, recordó Courel.